Amoral, astuto, despiadado e instructivo, Las 48 leyes del poder es el manual definitivo para cualquiera que esté interesado en obtener, observar o defenderse del control definitivo. En el libro que la revista People proclamó "seductor" y "fascinante", Robert Greene y Joost Elffers han destilado tres mil años de historia del poder en 48 leyes esenciales, basándose en las filosofías de Maquiavelo, Sun Tzu y Carl Von Clausewitz y también en las vidas de personajes que van desde Henry Kissinger a P.T. Barnum.

Algunas leyes enseñan la necesidad de la prudencia ("Ley 1: Nunca le hagas sombra a tu amo"), otras enseñan el valor de la confianza ("Ley 28: Se audaz al entrar en acción"), y muchas recomiendan la autoconservación absoluta ("Ley 15: Aplaste por completo a su enemigo"). Sin embargo, todas las leyes tienen algo en común: el interés por la dominación total. En un atrevido y llamativo paquete a dos colores, Las 48 leyes del poder es ideal tanto si su objetivo es la conquista, la autodefensa o simplemente comprender las reglas del juego.

Haz siempre que los que están por encima de ti se sientan cómodamente superiores. Oculta el alcance de tus propios talentos, ya que de lo contrario tus amos podrían sentirse inseguros. Cuanto mejor hagas parecer a tu amo, mayor será el nivel de poder que alcances. Los que están por encima de ti quieren sentirse seguros y superiores en sus posiciones. Esto puede implicar cometer algunos errores inofensivos para poder pedir ayuda a tu maestro.

Sin embargo, si eres más encantador por naturaleza que tu amo, lo mejor será que evites por completo trabajar para él.

Es más probable que los amigos te traicionen precipitadamente, ya que son más propensos a la envidia. Sin embargo, si contratas a un antiguo enemigo, demostrará ser más digno de confianza, ya que tiene más que demostrar. En consecuencia, tienes más que temer de tus amigos que de tus enemigos.

A menudo, uno cree conocer a sus amigos mejor de lo que los conoce. Esto se debe a que la honestidad rara vez fortalece los lazos, por lo que los amigos suelen ocultar sus verdaderos sentimientos hacia los demás. Como la gente quiere sentir que merecía su buena suerte al contratar a un amigo, puede sentirse inmerecida y, en última instancia, resentida. En cambio, es mejor contratar a un enemigo, ya que sus motivos son claros y no están empañados por sentimientos personales.

Mantén siempre ocultas tus intenciones. De este modo, tus adversarios no podrán defenderse. Llévalos por el mal camino y, cuando se den cuenta de tus planes, será demasiado tarde. Utiliza a tu favor la tendencia humana a confiar en las apariencias. Si pones un señuelo delante de tus oponentes, no verán lo que estás tramando en realidad.

Al ocultar tus intenciones, la gente creerá que eres amable y honesto. Esto les llevará por el camino equivocado. Además, al ser anodino y discreto, es aún menos probable que la gente dude de tus intenciones, ya que confían en lo conocido.

Las personas poderosas saben cómo impresionar a los demás diciendo menos. Cuanto más se dice, más probable es que se acabe diciendo una tontería. Como la gente trata constantemente de averiguar lo que los demás parecen estar pensando, el silencio les hace sentirse incómodos. Si controlas lo que dices, puedes ejercer un gran poder. Al fin y al cabo, lo más probable es que rellenen los silencios que dejas, revelando más información sobre sus propias intenciones y debilidades.

Tu reputación es la piedra angular de tu poder. Puedes utilizarla para intimidar y ganar, pero si se empaña, te expones a ser vulnerable a los ataques. Haz que tu reputación sea impenetrable y predice los ataques antes de que se produzcan. Ayúdate en este empeño destruyendo a tus enemigos explotando los agujeros de su reputación y dejando que el público los destruya.

Una reputación sólida puede duplicar tu fuerza y distraer a tus oponentes potenciales para que no descubran cómo eres en realidad. Aumenta tu presencia y tus puntos fuertes sin tener que gastar mucha energía.

Como todo se juzga por la apariencia, debes destacar. Hazte ver más grande, más interesante y más misterioso que las masas. Una forma de hacerlo es rodear tu nombre de sensación y escándalo. Ten en cuenta que la notoriedad de cualquier tipo conlleva poder. Es preferible que te calumnien a que te ignoren.

Un buen contrapeso a este enfoque es crear un aire de misterio a tu alrededor. Mantén tus cartas cerca del pecho. La gente se siente atraída por quienes parecen enigmáticos. Un aire de misterio aumenta tu presencia y crea expectación: todo el mundo estará pendiente de tu próximo movimiento.

Nunca hagas por ti lo que los esfuerzos de los demás puedan hacer por ti. Utiliza su sabiduría y conocimientos para promover tu propia causa. Al hacerlo, parecerás intimidantemente eficiente y experto. Al final, los que trabajaron para ti serán olvidados y tú serás recordado.

Si crees que es importante hacer todo el trabajo tú mismo, no llegarás lejos. En consecuencia, busque a quienes tengan las habilidades que a usted le faltan y encuentre la manera de tomar su trabajo como propio, o contrátelos y ponga su nombre en sus esfuerzos. Sin embargo, para hacerlo con eficacia, tu posición debe ser segura, ya que de lo contrario la gente te denunciará por engaño.

Siempre es preferible hacer que tu adversario venga hacia ti, ya que tendrá que abandonar sus planes y estrategias en el proceso. Atráelos y luego ataca. De este modo, no tendrás que reaccionar ante tus adversarios, sino que ellos tendrán que reaccionar ante ti. Esto significa jugar a largo plazo, sentarse y mantener la calma mientras los demás caen en las trampas que has planeado cuidadosamente para ellos.

Sin embargo, tus trampas son tan buenas como el atractivo percibido de tu cebo. Si el cebo es lo bastante atractivo, las emociones cegarán al adversario y éste podrá tomar la delantera. Cuando obligues a alguien actuar debes de ser tu el que tome el control en todo momento. Siempre es mejor que tu competidor se acerque a ti y abandone (por esta ley) sus planes. Lo puedes atraer con ganancias fabulosas para después poder atacar.
Tienes todos los ases en la mano.

Cualquier triunfo que consigas mediante la discusión durará poco. El resentimiento se apoderará de sus oponentes en lugar de un verdadero cambio de opinión. En lugar de eso, deja que tus actos hablen por ti. Si la gente está de acuerdo contigo a través de tus acciones en lugar de tus palabras, es más probable que influyas en opiniones duraderas. Las palabras son pan comido y la gente dice cualquier cosa con tal de demostrar algo. En la acción es donde demuestras tus convicciones.

Los estados emocionales pueden ser tan infecciosos como las enfermedades. En ocasiones, algunos individuos desafortunados atraen sobre sí su propia desgracia y pueden hundirte a ti también si te acercas demasiado. Por tanto, asegúrate de relacionarte con los felices y afortunados.

Los infelices incurables tienden a presentarse como víctimas, y antes de que te des cuenta de que son la causa de su propia desgracia, te han infectado con su miseria. Es fundamental con quién decides relacionarte. Al relacionarte con los miserables, pierdes tu valioso tiempo y agotas tu poder potencial. Las tristezas o pesimismo de los demás puede terminar afectando a tu persona en formas que ni eres consciente. Los estados de ánimo son contagiosos y muchas veces tóxicos. Aunque sientas que debes tenderle la mano a alguien que se está hundiendo, lo único que logras es retrasar lo inevitable. Muchas veces las personas poco exitosas son los creadores de su propia desgracia y sin darse cuenta terminan transmitiendo esta desgracia a los que lo quieren ayudar. Para tener paz evita a estas personas negativas y rodéate de personas felices y exitosas.

Para mantener la independencia, debes hacer que los demás te necesiten y te quieran. Cuanta más gente confíe en ti, más libertad tendrás. Sin embargo, ten cuidado de no enseñar nunca a los que te rodean la información suficiente para que puedan empezar a hacer cosas por sí mismos. Este método es la mejor forma de conseguir que la gente haga lo que tú quieres sin forzarles ni infligirles dolor. Una vez que tengas personas a tu cargo, dependerán de ti y podrás hacer sutilmente con ellas lo que quieras.

Un solo gesto honesto puede ayudar a cubrir las huellas de decenas de actos deshonestos. Siendo generoso, puedes desarmar incluso a las personas más desconfiadas. Una vez desarmadas, puedes manipularlas a tu antojo. La clave del éxito del engaño es la distracción. Un acto de generosidad distrae a aquellos a los que quieres engañar, al tiempo que los convierte en niños dóciles, encantados por el gesto cariñoso.

Aprender a dar antes de recibir es una forma hábil de conseguir lo que se desea. La honestidad selectiva también funciona como medio para desarmar a tus oponentes. Sin embargo, regalar una sola verdad no será suficiente. Tendrás que construir una fachada de honestidad basada en una serie de actos para ganarte la confianza, pero estos actos pueden ser bastante intrascendentes.