FIRMANTES:Borís Yeltsin
Gennadi Búrbulis
Leonid Kravchuk
Vitold Fokin
Stanislav Shushkévich
Viacheslav Kébich
Hubo algunas dudas sobre si los Acuerdos de Belavezha fueron suficientes por sí mismos para disolver la Unión Soviética, ya que fueron firmados por solo tres repúblicas, aunque tres de las cinco repúblicas más grandes y poderosas. Todas las dudas relativas a la legalidad de la disolución de la Unión Soviética finalizaron el 21 de diciembre de 1991, cuando los representantes de todas las repúblicas soviéticas, excepto la República de Georgia y las Repúblicas bálticas, incluyendo aquellas repúblicas que habían firmado los acuerdos de Belavezha, firmaron el Protocolo de Almá-Atá, confirmando el desmembramiento y la consecuente extinción de la Unión Soviética, y el establecimiento de la Comunidad de Estados Independientes en su lugar. Dado que algunas de las quince repúblicas no ejercitaron el derecho constitucional a la secesión, y acordaron la extinción de la Unión, cesó la pluralidad de repúblicas miembros requerida para que la Unión continúe su existencia como Estado federal. La cumbre de Almá-Atá también acordó varias medidas con consecuencias prácticas para la extinción de la Unión.
Sin embargo, cuatro días más tarde, el gobierno federal soviético continuó existiendo, y Mijaíl Gorbachov continuó manteniendo el control del Kremlin como Presidente de la Unión Soviética. Esto finalizó el 25 de diciembre de 1991, cuando Mijaíl Gorbachov dimitió como Presidente de la Unión Soviética, y entregó el control del Kremlin y los restantes poderes de su puesto a la oficina del Presidente de la RSFS de Rusia, renombrada en Federación de Rusia, Borís Yeltsin, y con ello retinando con el gobierno federal soviético y la disolución de la Unión Soviética.
La cumbre de Almá Atá también tomó la decisión el 21 de diciembre de 1991 a las reclamaciones de Rusia para ser reconocida como el Estado sucesor de la URSS, entre otros, la pertenencia como miembro de las Naciones Unidas. El 24 de diciembre de 1991, el presidente de Rusia Yeltsin informó a Javier Pérez de Cuéllar, Secretario general de la ONU, que la Unión Soviética se había disuelto y que la Federación de Rusia sería su Estado sucesor y continuador de la Unión Soviética como miembro de la ONU. El documento confirmó las credenciales de los representantes de la Unión Soviética como representantes de Rusia, y solicitó que el nombre de "Unión Soviética" fuese cambiado por el de "Federación de Rusia" en todos los registros oficiales. Este movimiento permitió a Rusia retener el puesto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, lo cual hubiese sido imposible si algún otro Estado se hubiese atribuido la sucesión. El Secretario General pasó la propuesta, y al no haber objeciones de ningún Estado miembro, la Federación de Rusia tomó el sitio de la Unión Soviética en la ONU.
El 31 de enero de 1992, el presidente de la Federación de Rusia tomó personalmente parte en la reunión del Consejo de Seguridad como representante de Rusia, y la primera vez que ejerció como sucesor en la ONU.