Con el fracaso de la dictadura de Primo de Rivera, la propia Casa de Borbón en España vio que su prestigio en la sociedad española general se hallaba en sus cotas más bajas. Los resultados de las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, aunque no dieron la victoria a los partidos republicanos, éstos sí ganaron en las principales ciudades, lo que puso a la monarquía española entre la espada y la pared.
La situación se fue haciendo cada vez más caótica; en varias ciudades se proclamó la República y en sus ayuntamientos ondeaba la bandera tricolor. El 14 de abril el rey optó voluntariamente por el exilio tras el aviso de los políticos republicanos, que aseguraron no poder «garantizar la seguridad» ni del rey ni de su familia, y se proclamó la Segunda República.
Mientras los acontecimientos se sucedían, una parte del pueblo enarboló la nueva bandera en las principales plazas de algunas grandes ciudades españolas. Éibar fue la primera localidad en izar esta enseña desde su Ayuntamiento, el día 13. Luego le siguieron ciudades importantes, como Madrid o Barcelona, con manifestaciones multitudinarias.
Oficialmente fue adoptada por decreto del 27 de abril de 1931 de la Presidencia del Gobierno Provisional de la República.
Posteriormente este cambio fue institucionalizado en el primer artículo de la Constitución de 1931 que señalaba.
La bandera que la Segunda República adoptaba como propia, era la misma que numerosos grupos republicanos habían venido usando como alternativa a la enseña rojigualda, que identificaban con la monarquía borbónica en España. Debido a este uso previo, en abril de 1931 proliferaron ejemplares de la bandera, que fue adoptada de forma fulminante por el nuevo gobierno provisional.
Además de simbolizar el cambio radical en el sistema de gobierno, la inclusión del tercer color buscaba el reconocimiento al pueblo de Castilla como parte vital de un nuevo estado, bajo el supuesto de que los colores rojo y amarillo representaban a los pueblos de la antigua Corona de Aragón, y creyendo -erróneamente- que la bandera de Castilla había sido morada.